Resulta llamativa la frecuencia con la que observamos casos de personas a las que les han realizado procedimientos menores faciales con el fin de mejorar el aspecto y lejos de conseguir una apariencia rejuvenecida el resultado es artificial,a veces incluso grotesco.

El concepto de volumizar o hinchar los tejidos se aleja casi siempre de la naturalidad . Un aspecto lozano y refrescado se consigue en lamayoría de los casos mejorando curvas, jugando con las sombras y puntos de luz faciales e hidratando para restaurar texturas. Evidentemente en muchos casos esto requiere la aportación de volumen mediante fillers como el ácido hialurónico o la grasa propia pero el error reside en querer combatir la flacidez aportando excesivo volumen o perder las curvas de algunas estructuras como los labios a expensas de infiltraciones mal planificadas y mesuradas.

El resultado debe ser siempre tener un aspecto saludable, "buena cara". Si aportamos volumen que sea para realzar la belleza ya existente, nunca para deformar.